El pata callado

Leía un libro de Camus cuando de repente la luz se cortó. Era casi la 7:00 de la noche.
En este distrito de mierda estas cosas suceden en momentos laborables y lamentables. Enfurecido boté el libro, (acto absurdo desde luego porque las cosas no tienen la culpa) y comencé a recordar el robo de ayer. Tres pirañas a los cuales sigo maldiciendo vinieron por atrás y arrebataron mi celular el cual estaba en uno de mis bolsillos. Al menos no se apoderaron de mi moneda de 5 soles. No hice nada. Solo mentarles la madre cuando voltearon. Luego de este desafortunado recuerdo le sucedieron otros: el aislamiento tantas veces reiterado por familiares, amigos; la reticencia prolongada, etc, etc.
Hay pocas cosas en mi pasado qué rescatar, pero arrepentirse de eso es absurdo. No me arrepiento, sé que puedo revivir el pasado a través del presente, pero por ahora no pienso en el tiempo, solo pienso en que se haga la luz y pueda terminar de leer el libro, escribir o prender la computadora. Uno se acostumbra a esto, es inevitable.

Solo, en mi cuarto, mirando la oscuridad reinante. Decido cerrar los ojos y dormir. Pienso que cuando despierte ya habrá luz; pero este pensamiento es errado. Me despierto después de una hora ante el llamado para cenar. Al fin algo bueno: pollo a la braza. Me sirven pechuga.
Una cena con velitas, parece romántico esto, pero no, no es así porque mis viejos no se cansan de preguntar por el robo de ayer y comienzo a incomodarme. Atino a responderles secamente.
Ya terminada la cena llevo una velita a mi negro cuarto para poder escribir algo. Escribo cualquier cosa en aquel vetusto cuaderno azul.... No logro concentrarme . Espero que se haga la luz de una vez.
9:30 PM. Se hizo la luz, pero es muy tarde, me quedé dormido.
No me queda más que escribir dormido.